En algunos casos las imitaciones de productos son tan buenas que uno no puede distinguir entre el real y la imitación. Pero en otros casos, la imitación es tan burda que uno lo nota de lejos.
El segundo tipo de imitaciones, las malas, tienen el agregado de los nombres que le ponen a los juguetes, en algunos casos malas traducciones y en muchos otros, lo hacen a propósito para tratar de evitar una demanda, que por más que cambien el nombre igual les puede caer. Claro está, dependiendo del país en que se encuentren.
A continuación tienen algunas de las imágenes de una compilación que hace un tiempo atrás llevo a cabo el sitio Urlesque.
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