
De este modo, la decepción continua inserta con todo en la producción de un crossover que termina costándole la esencia al lado Mortal Kombat. Un cjuego cuyo objetivo es adoptar un rating que les posibilite maximizar las ganancias. Toda la producción, incluido el gameplay, es un retroceso considerando la violenta historia de un clásico. Y es que aunque MK nunca se ha caracterizado por una técnica depurada (estilo Tekken) si ha desarrollado un sistema en donde el control de los personajes y el entorno garantiza diversión violenta. Precisamente, el fatality del Joker había sido lo único que había destacado en ese sentido. Quizás, la gran excusa que reafirmaba las motivaciones para el desarrollo de este crossover. Sin el finisher, mejor dar un segundo de silencio y olvidarse de un juego más vendido que apoderado de mesa de elección política.
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