Uno de los fenómenos cinematográficos del año, además de Los Vengadores y The Dark Knight Rises, será, sin lugar a dudas, el estreno de El Hobbit en las salas de cine de todo el mundo el próximo invierno. La adaptación cinematográfica del libro de J.R.R. Tolkien está siendo llevada a cabo, finalmente, por Peter Jackson, quien ya hiciera lo propio con la majestuosa adaptación de El Señor de los Anillos hace ya más de una década.
Para esta ocasión, PJ optó por realizar la grabación con unas cámaras poco comunes: unas Red Epic 3Dque permiten grabar en formato IMAX a 48 fotogramas por segundo (en lugar de los habituales 24 que se llevan usando desde los años 80 del pasado siglo) y en 3D, lo que promete ser toda una revolución en el mundo del cine actual. Tanto es así, que tras el avance de 10 minutos mostrado en la pasada edición delCinemaCon 2012 de Las Vegas han saltado numerosas dudas entre los que tuvieron el privilegio de verlo.
Pero que no cunda el pánico. Estas dudas no conciernen a la trama, la ambientación o los personajes. Es más, en ese aspecto ha habido unanimidad y la crítica se ha mostrado muy ilusionada al respecto. El “problema” viene con la tecnología usada por Peter Jackson, que no parece ser del agrado de muchos. Al parecer, la mezcla de 3D con tecnología IMAX a 48 fotogramas por segundo hace que la película se vea “demasiado bien”, rompiendo con la estética del cine clásico, algo que muchos no han conseguido asimilar.
El propio director adelantó que “el movimiento se sentirá mucho más real. Es mucho más agradable a la vista. Posiblemente los ojos tardarían un poco en adaptarse, de ahí que la proyección sea de 10 minutos, para que dé tiempo a todos a poder apreciarlo”. Esta revolución cinematográfica ha sido calificada por algunos como fracaso en tecnología digital, mientras que otros han indicado que es algo para maravillarse, una experiencia completamente diferente.
Pese a que el 3D es mucho mejor que el conseguido por cualquier película hasta la fecha (promete dejar aAvatar a la altura del betún), lo cierto es que el material estaba sin terminar, sin ajustar contraste ni colores en postproducción, etc…
Algunos críticos dudan de que los espectadores estemos preparados para ver algo así en los cines. Habrá gente que, sencillamente, no lo soporte. Yo, directamente, estoy deseando vivirlo con mis propios ojos.
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